miércoles, 26 de febrero de 2014

Paco Casero llega a Alcalá en su Huelga de Hambre itinerante

El histórico sindicalista Paco Casero inició el pasado 12 de febrero, unahuelga de hambre itinerante que estos días le lleva por Andalucía para elevar su voz contra la burocracia, la extensión de las desigualdades y lo que considera la pérdida de los derechos sociales conquistados en los años 70. Este martes ha llegado a Alcalá de Guadaíra después de reunirse en Sevilla con miembros de la Asociación de la Prensa y de la comunidad universitaria.
No es la primera huelga de hambre en su larga trayectoria sindical, donde se ha distinguido sobre todo por la defensa del campo andaluz, pero en esta ocasión acomete la empresa con 65 años, ya está jubilado, y los días sin comer se notan en su físico y en su voz. No así en su espíritu, que se mantiene firme en los valores que siempre ha defendido. «Si no digo basta no podré seguir mirándome a la cara», afirma.
El planteamiento que Casero hizo ayer a un grupo de personas de diversos ámbitos de Alcalá, en el que el abundaban los empresarios, tiene como eje global la necesidad de un cambio de mentalidad«porque ahora estamos mal, pero si no cambiamos dentro de dos años estaremos peor». Constata que aumenta la pobreza y la desigualidad y considera que el problema no está en que haya «cuatro políticos corruptos», sino en la «corrupción del sistema».
Según explica muchas de las conquistas de los años 70 en materia social y laboral han empezado a deteriorarse. En aquellos años, el sindicalista fundó el Sindicatos de Obreros del Campo para defender los derechos de los trabajadores del campo. Hoy está alejado del SOC y no comparte muchos de los postulados que se han impuesto en el sindicato que él creó junto con Diamantino García, Diego Cañamero y Gonzalo Sánchez.
Buena parte de los problemas actuales los encuentra en el funcionamiento de la administración. «Ellos creen que haciendo más leyes esto se va a arreglar y es lo contrario», afirma Casero, que encuentra en la burocracia y en la falta de compromiso de los políticos «convertidos en profesionales», un freno a las iniciativas de desarrollo. «No tenemos un problema de BOJA, sino de mentalidad», afirma.
En este sentido constata la necesidad de ayudar a los empresarios, «la empresa es fundamental y no se ha sabido fomentar el tejido empresarial; en Andalucía sigue dando miedo hablar de empresa y de empresarios, tanto que ahora se les llama emprendedores», afirma. Y formula propuestas concretas a la administración para solucionar problemas vividos a pie de tajo. Una mesa de trabajo con las asociaciones agrarias para solventar los problemas del día a día, como el cobro con retraso de hasta tres y cuatro años de las ayudas; o la creación de mataderos móviles como ya existen en otros países para dinamizar el sector ganadero. 

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