viernes, 21 de febrero de 2014

El Gandhi de los nuevos tiempos

Tras nueve días en huelga de hambre el rostro de Paco Casero comienza a delatar las huellas de alguien que de forma abrupta se ha visto sometido al estrés físico que supone la falta de ingesta de alimentos sólidos. Antes de atender a los medios de comunicación pide permiso para tomar asiento ya que reconoce que las fuerzas físicas le flaquean, no así la de su mensaje, que cobra más vigencia cada día que pasa: "Lo más importante es la motivación, soy una persona de convicciones". Y ese parece ser su mejor alimento para seguir en la lucha. 

En la jornada de ayer, el histórico dirigente visitó el Ayuntamiento de Almonte para reunirse con los agricultores de Matalagrana y con el alcalde de Almonte, José Antonio Domínguez, con quienes analizó la falta de regulación del agua de riego en este paraje en el entorno de Doñana y la indefensión a la que se ven sometidos los agricultores. "Me siento parte responsable de este tema. Los agricultores fueron invitados" por las administraciones para cultivar fresas, generar riqueza y mitigar las cifras de paro, poniendo en valor uno de los puntales de nuestra economía. Sin embargo, "trece años más tarde", la administración autonómica no tiene regularizados esos pozos. "Ellos son los culpables, no los concesionarios de las tierras", sentenció. 

Casero también censuró que el Plan Especial de Regadíos de la Corona Norte de Doñana continúe sin ver la luz, postergando y aplazando los problemas. "Aquí se ha mirado para otro lado, cuando lo que hace falta en Andalucía son políticas claras y comprometidas". 

El líder social lamentó la falta de una apuesta real por la agricultura ecológica, a pesar de que la comunidad autónoma que le vio nacer es referente en el sector. Y por ello, aseguró que más que el hambre le duele que en el debate de "la Política Agraria Comunitaria (PAC) no se realizase ni una sola mención o aportación a este modelo de producción". Un hecho que, a su juicio, delata "el nulo interés de los poderes públicos" por potenciar el sector junto con la ganadería extensiva. A pesar de ello, recuerda que este producción ecológica no sólo reporta beneficios sociales, sino también económicos pues en España "la mayor parte de nuestro presupuesto se destina a la sanidad", precisamente para mitigar o combatir las enfermedades de "una alimentación poco sana". 

Para más inri, añadió, está demostrado que con esta producción bio se "reduce la presión sobre los recursos naturales como el suelo el agua y la biodiversidad". En paralelo, ofrece una segunda vertiente pues conlleva una mayor capacidad de "generar puestos de trabajo", por lo que, a resultas, supone "un motor de cohesión de los territorios y de revitalización de las zonas rurales". 

Con su huelga de hambre, el fundador del Sindicato Obreros del Campo se ha convertido en la conciencia de toda una sociedad, en el pepito grillo de una clase política en la que "se ha instalado la corrupción trasversal", olvidando que los dirigentes públicos habrían de "estar al servicio de la ciudadanía". 

Casero no se limita sólo a apuntar con el dedo acusador, si no que también se moja a la hora de instar de la sociedad al cumplimiento de sus obligaciones como ciudadanos para que la honradez que exige de sus dirigentes políticos sea aplicada a su vida diaria, logrando "una actitud más participativa que logre una sociedad civil más fuerte". 

Cuando se le pregunta qué condiciones han de darse para que desista de proseguir su huelga de hambre, Casero insiste en que no persigue una mera declaración institucional o un titular de prensa, "sino un verdadero cambio de actitud. Me preocupa que a mis nietos no pueda garantizarles la vida que tuvieron mis hijos". Ese es el futuro, la meta por la que lucha un Gandhi de nuestro tiempo. 

Paco Casero reclamó en Almonte que los poderes públicos eliminen el exceso de burocracia que "ahoga" la actividad económica, a la par que se fomenta la iniciativa empresarial. "Necesitamos de manera urgente más empresarios y luego plantearnos cómo redistribuimos esa riqueza", así resume su receta para salir de la crisis. Sin embargo, en esta ecuación ha de sumarse el que "potenciar la industria" para mejorar "ese valor añadido" que pierde Andalucía en la cadena de producción y que puede decantar la balanza de la rentabilidad de los cultivos que se producen en esta tierra.



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